Los problemas que causan las espigas en los perros: síntomas y tratamientos
La llegada de la primavera y el buen tiempo, es el escenario perfecto para disfrutar al aire libre con nuestros perros. Paseos por los parques de la ciudad, por el monte o por el campo se vuelven una actividad más habitual debido a que las temperaturas son más agradables y los días más largos. Ante estos nuevos hábitos con nuestros peludos, tenemos que tomar ciertas precauciones para evitar riesgos innecesarios.
¿Cómo afectan las espigas a los perros?
Las espigas son cuerpos vegetales; son la inflorescencia de las plantas gramíneas y sirven para transportar la semilla de la planta a otros lugares garantizando su propagación. Las espigas pueden clavarse fácilmente, ya que presentan una forma característica de flecha, muy afilada, se secan con el calor aumentando su dureza y se transportan por el aire, siempre hacia adelante, incrustándose en el cuerpo de los perros.
Aparte de que al clavarse son muy molestas, pueden causarles distintos daños y dependiendo de la zona, patologías más graves e intensas.
¿Qué síntomas puede presentar un perro que tiene espigas clavadas en su cuerpo?
Nuestra veterinaria Leticia recomienda estar atentos ante cualquier síntoma que presente nuestro perro, especialmente si frecuentamos campos en los que encontremos espigas.
Si la espiga se clavó en los espacios interdigitales son más fáciles de quitar, ya que muchas veces no se han clavado del todo. Podemos sospechar que tiene espigas si el perro se lame incesantemente la zona o aparece inflamación.
Puede ser que la zona esté infectada y sea señal de que lleva una espiga en el interior, y el cuerpo responde con la inflamación como reacción a un cuerpo extraño.La solución pasa por localizar la espiga y extraerla. Si no es fácil verla a simple vista, el veterinario puede requerir hacer una ecografía para localizarla y poderla sacar con seguridad.
Cuando la espiga se introduce en los orificios nasales, el perro estornuda de forma incesante. Tras un paseo en una zona donde hay espigas, puede que estas hayan sido aspiradas y estén alojadas en los cornetes nasales, generando malestar en el animal. Podemos observar que el perro no para de estornudar, presenta secreción nasal purulenta y se frota el hocico contra las paredes para aliviar su malestar. En este caso, bajo sedación y con ayuda de un otoscopio y unas pinzas, el veterinario intentará localizar la espiga y extraerla. Si está localizada en la profundidad, necesitará un rinoscopio para poder llegar hasta ella y sacarla.
El pabellón auditivo es otro de los lugares donde frecuentemente se clavan las espigas. A cualquier perro, sea cual sea la anatomía de su oreja, se le puede introducir una espiga, pero es cierto que los perros con orejas largas, caídas y con mucho pelo, tipo Cocker Spanier, Perro de aguas español o Border Collie, tienen mayor probabilidad. La espiga se clava en el pelo y de ahí se introduce en el conducto auditivo dando lugar a una incesante sacudida de la cabeza del perro, ladeo de la cabeza por la molestia, otitis o incluso llegando a romper la membrana timpánica.
Puede ser también que la espiga se clave en los ojos. En este caso suelen quedar alojadas entre el globo ocular y el tercer párpado.
A causa de esto, al perro le puede llorar mucho el ojo (epifora), tener dificultades para abrirlo (blefarospasmo) o manifestar signos de intenso dolor ocular. La espiga puede llegar a producir una úlcera corneal, así que te recomendamos que acudas al veterinario cuanto antes. Este podrá realizarle un examen preciso con un test de fluorescencia para determinar si existe o no una úlcera y poder extraer el cuerpo extraño de su ojo.
¿Cómo evitar que se clave una espiga a nuestro perro?
En realidad la mejor forma de evitar las espigas es no pasear por zonas donde se encuentren, pero en muchísimas ocasiones esta opción no es posible, ya que en cualquier zona de vegetación suelen estar presentes.
Por lo que lo mejor es revisar al perro cuando vuelvas de dar un paseo, en la zona de las patas, espacios interdigitales, entre las almohadillas y en los pelos de las orejas. Cepilla todo su manto de manera frecuente al menos una vez al día, ya que aunque haya zonas con menos probabilidad de tener espigas, se pueden clavar en cualquier parte del cuerpo de tu perro.
Si observas cualquiera de los síntomas que hemos ido detallando y coincide con una época del año en la que hay espigas secas, acude a tu veterinario. Este podrá ayudar a identificar dónde se encuentra y extraerla de forma segura para impedir que la espiga siga dañando al perro.